
LA HORA DE LA SIESTA – CALMANDO LOS PEQUEÑOS MIEDOS.
Este artículo es para todos los padres valientes que han estado recurriendo a todos sus recursos en las últimas semanas para hacer malabarismos entre el trabajo y la vida familiar. Es realmente difícil gestionar todo junto y nos gustaría ofrecerle soluciones y comodidad.
¡Aquí hay una rutina para la siesta que ha sido probada por nuestros equipos internos y que funciona para nosotros! En este contexto de incertidumbre y cambio constante, nuestros pequeños están más ansiosos, tienen pequeños miedos –a veces expresados, a veces no- y esta rutina puede ayudarles.
En estos tiempos en los que todos trabajamos desde casa, esperamos con ansias la hora de la siesta. Estar confinados en casa con los niños nos deja poco tiempo para concentrarnos y programamos una serie de llamadas, justo después del almuerzo.
Así que a menudo tenemos prisa, diciéndoles a los niños que se vayan a dormir rápido... y rezando para no tener que retrasar nuestra importante hora de las 2 p.m. llamar. Los niños lo perciben y a menudo deciden no dormirse inmediatamente... Sin embargo, realmente lo necesitan, y nosotros también. Aquí te dejamos nuestras ideas para ayudar a tus hijos a relajarse y prepararlos para esa siesta tan esperada:
→ crear una rutina diaria, con algunas variaciones de actividades para elegir. En una época en la que hay menos estructura, una rutina ayuda al niño a anticipar su día y los diferentes momentos que lo componen.
→ Antes de la siesta, asegúrese de ordenar la habitación juntos: un entorno visual tranquilo les ayuda a sentirse seguros y relajados.
→ Reducir el brillo alrededor del niño 30 minutos antes de acostarse.
→ Utilice el oso terapéutico como compañero de rutina: caliéntelo durante 30 segundos en el microondas (1000 vatios).
→ Lee un cuento con un osito de peluche en brazos para traer calma y descanso.
→ Luego colocamos el osito sobre la caja torácica del niño. El peso del oso le hace tomar conciencia de su respiración y la ralentiza automáticamente.
→ Decirse las mismas dulces palabras en cada siesta, una especie de canción rutinaria que le dice al niño que todo está bien y que es hora de dormir.
→ evitar mencionar lo que sucederá después de la siesta para no hacerle querer permanecer despierto.
→ Salir de la habitación de puntillas, victorioso.
Feliz siesta a todos.
¡Nos vemos pronto!